Ahora supongo querrán ustedes saber cómo fue aquella mirada que determinó el cambio en la relación con mi padre. Bien, pues no fue ya una mirada de padre a hijo, sino la de un hombre angustiado a otro hombre. Curiosa contradicción: esa mirada de hombre a hombre hizo que yo empezara en aquel momento a comportarme con él como un hijo