El primer paso no nos lleva a donde queremos llegar, pero nos saca de donde estamos. Pocas historias me han llegado a parecer tan fascinantes como la historia de el Rey Gilgamesh; Creada en la Antigua Mesopotamia y conocida actualmente como el escrito más antiguo de la humanidad, no solo representa para mí la capacidad imaginativa de los seres humanos desde principios de nuestra evolución, más también representa la necesidad de transmitir nuestro poder creativo.
El soñar que algún día lo que dejo escrito en este libro llegase a alcanzar algún nivel de fama no es lo que me mueve a emprender esta empresa a realizar este sueño, mis aspiraciones son mucho más humildes y simples, me basta con pensar que lo que germinó de mis pensamientos en momentos tenues no desaparecerá en vano, me doy por bien servido con pensar que estas cortas historias no quedaran suspendidas solo en mi imaginación; las historia de un hombre frustrado por su mala suerte, de el sueño de un niño en medio de una pesadilla, de la vida llena de contradicciones de un hombre bueno que al final de sus días se convierte en un asesino para aliviar la pena ajena de aquellos que sufren de el dolor de estar vivos.
Aunque no llegase nunca a tener el esplendor y significancia de la épica de Gilgamesh ni de otros cientos de grandes obras, me basta con pensar que
algún día en algún lugar alguien se paseará por estas hojas de papel, estas simples líneas y dejará que su imaginación momentáneamente se encienda con lo que se extingue en la mía.
