En efecto, la maquinaria responsable de replicar la molécula que contiene la información genética para poderla repartir a la descendencia y perpetuarse es incapaz de no cometer fallos al realizar las copias. A pesar de haber desarrollado cada vez máquinas más precisas y un mayor número de mecanismos para controlar las copias y evitar los errores, la vida, afortunadamente, nunca ha alcanzado la perfección, y los errores siempre se han acumulado en la información genética. Gracias a estos errores, los seres vivos pueden adaptarse a los cambios ambientales, fenómeno que se conoce como selección natural, lo que permite que la vida se haya perpetuado en el tiempo desde su aparición.