Marianela

Yo te juro que te querré mientras viva, ciego o con vista, y que estoy dispuesto a jurarte delante de Dios un amor grande, insaciable, eterno.

pon un arpa en manos toscas... ¿qué harán?, romperla....

Es de día, cuando estamos juntos tú y yo; es de noche, cuando nos separamos.

El ignorante envilecido y supersticioso sólo posee nociones vagas y absurdas de la divinidad.... Lo desconocido, lejos de detenerle, le impulsa más a cometer su crimen....

adelante, siempre adelante.

Vestía el traje propio de los señores acomodados que viajan en verano, con el redondo sombrerete, que debe a su fealdad el nombre de hongo, gemelos de campo pendientes de una correa, y grueso bastón que, entre paso y paso, le servía para apalear las zarzas cuando extendían sus ramas llenas de afiladas uñas para atraparle la ropa.

padre era el encargado de encenderlos y limpiarlos.

Entonces vino mi madre a trabajar a las minas. Dicen que un día la despidió el jefe porque había bebido mucho aguardiente....

—No, señor, yo no trabajo. Dicen que yo no sirvo ni puedo servir para nada.

La más notable tendencia de su espíritu era la que la impulsaba con secreta pasión a amar la hermosura física, donde quiera que se encontrase