El despertar de la maternidad

Un país con padres satisfechos es un país con hijos que encuentran su camino y su contribución a la sociedad. Un país que avanza.

“Nuestros corazones corren dentro del cuerpo de otras personas”, decía el autor Christopher Hitchens; el propósito de nuestras vidas se transforma en verlos crecer, nos dan una razón para levantarnos cada día.

Los hijos son los únicos que nos sacan a los adultos de nuestras umbilicales preocupaciones y absoluta tendencia al interés propio, no solo nos alivianan de nuestros egos, sino también nos ayudan a aspirar a algo mejor, a sacar la cabeza del agujero y a mirar hacia adelante.

Muchas veces no vivo como predico, pero en general me perdono.

El padre de mis hijos, quien me ha visto llorar más veces que nadie y que desde su lugar y el mío intentamos día a día encontrar un equilibrio entre “el deber ser social” y lo que cada uno puede dar para que nuestros hijos sean felices y que nosotros seamos felices también.

no podemos esperar a que en el mundo haya igualdad para sentirnos iguales. Tenemos que empezar por ahí

Tenemos que darnos cuenta de que no hay que poner la tilde en todas las categorías, algunas no las vamos a cumplir. Si continuamos queriendo ponerla en todas seguimos en la rueda

Nada de lo que le pasa a los otros invalida mis sentimientos. Igual me siento “sagrada”.

Para mí lo sagrado son mis hijos, pero también soy yo. Pongo un círculo alrededor mío y me “santifico”. Con esto quiero decir que me priorizo.

Darnos cuenta de que la sociedad debe cuidar a las mujeres madres, especialmente, es cuidar también a la infancia y promover adultos en armonía consigo mismos. Una sociedad que se considere avanzada ha de tener esto bien presente. La maternidad debe ser cuidada y protegida socialmente.