Una joven actriz muerta hace treinta años, una organización muy poderosa encargada de borrar sus huellas, un secreto que mata a gente, una fiesta de strippers, unos poemas de Jim Morrison…
Olga Tarilonte recibe casi a la vez dos encargos. Por un lado, un antiguo compañero de la policía le pide que investigue la desaparición de una chica que fue vista por última vez en una fiesta de strippers. Por otro, un multimillonario le encarga investigar la muerte de una actriz que presuntamente se suicidó lanzándose al vacío desde el balcón de su casa. Sucedió hace treinta años y, a pesar de que la joven actriz era bastante famosa y había rodado ya una veintena de películas, Tarilonte no tarda en descubrir que alguien se ha encargado de borrar todo rastro de su existencia. Es el principio de un particular descenso a los infiernos en el que la aguerrida Tarilonte se tendrá que introducir en mundos vinculados a la industria del porno y del crimen y en el que descubrirá el peligroso modo de actuar de una oscura organización a modo de servicio secreto vinculada al poder.