Mila vio cómo la arboleda oscilaba, como mecida por la brisa. Los cordeles dorados se desvanecieron y se volvieron negros, igual que la corteza del árbol corazón. Se moría y el poder del Oso moría con él. Los chicos despertaron, recordaron quiénes eran y lucharon por liberarse de la corteza carbonizada. Las ramas se convirtieron en brazos, torsos y rostros aterrorizados.