Última

Siempre prefirió los líos a la obediencia.

Yo había sido ingenua, crédula, lenta. Pero al final la propia imagen suya en mis ojos había hecho que él se relajara lo bastante para subestimarme.

Lo que pasa con el amor es que te vuelve ingenua. Te vuelve crédula. Te vuelve lenta. Pero cuando un hombre cree que una mujer es todas estas cosas, él mismo se vuelve más débil.

Él no iba a salvarme, así que yo no podía salvarle.

En una ocasión le dije a alguien que no me interesaba la venganza, pero la verdad es que digo muchas chorradas.

Tal vez había algo monstruoso en esa complicidad nuestra, pero a ambos nos parecía algo extraño y precioso: el privilegio de los amantes que a mí nunca se me había ocurrido reclamar.

La rabia la puede llevar lejos.

En cierto modo, toda mi vida, la vida que me había construido, había dependido siempre de mi capacidad para mentir

No me sentía sola ni aburrida. Solo hay un tipo de diversión en grupo que me interesa,

Tal vez lo único que teníamos en común era que nosotros hacíamos aquello que los demás solo se atrevían a pensar.