En el Perú todos son cholos, ni más ni menos que yo. La presentadora del noticiero es chola, por ejemplo. La diva, lorcha. Las actrices de telenovelas, cholérrimas, hasta las rubias. Los escritores «criollos» (los no «andinos») son cholos. Hay cholos recios, cholones, cholazos, cholas ricas, cholas apitucadas, hasta la primera dama es china chola. Y cualquiera es cholo con su plata. ¿Por qué es tan difícil aceptarnos? Aquí, en nuestra fortaleza de la choledad, intentemos encontrar las respuestas juntos.