Continuidad de los cuadros

Oigo el crecimiento del agua
detrás de los muros

En cada vuelta de lápiz he ido cerrando la puerta
de este infierno encantado

La casa flotando entre las islas
tus ojos arrastrados a babor no se vuelven

Pero llegaste golpeando las ventanas
llamando y rompiéndote los dientes

no había nadie

la barba destejida por el piso
las luces escondidas debajo de las camas

fui la virgen necia que ocultó sus talentos
tú sólo el impalpable señor de las tardanzas

te busco
en el fondo de la lámpara y ni aunque la encendiera
cien veces te vería aparecer

Requiero el peso de tus troncos sudados
para quedarme en las cosas de la tierra que ya sé

restallando como el mar

Habrán de clavar el mar sobre esta tierra

arrimar arena a las orillas de su vuelo

desprenderle el fervor por los abismos

y por el vientre migratorio de la luna

El polvo cierra toda luz:

párpado demorado sobre el mundo.

Sólo nosotros sabemos de su ojo glacial y su ceniza alta

e intacta como un beso.