Nada

Lloramos porque habíamos perdido algo y alcanzado otra cosa. Y porque hacía daño el perder tanto como el ganar y todavía no podíamos poner en palabras lo que habíamos ganado.

El significado no se vende. O lo tienes o no lo tienes. El haber vendido el montón de significado hizo que éste perdiera su significado. Si es que lo había tenido alguna vez. Pero sobre eso no me interrogué en ese momento porque si nunca lo había tenido, no era Sofie la que tenía razón sino Pierre Anthon.

Si valiera la pena enfadarse por algo, también existiría algo por lo que alegrarse.

Todo da igual —dijo un día—. Porque todo empieza sólo para acabar. En el mismo instante en que nacéis empezáis ya a morir. Y así ocurre con todo.

Nada importa. Hace mucho que lo sé. Así que no merece la pena hacer nada. Eso acabo de descubrirlo.

Nada importa. Hace mucho que lo sé.

Así que no merece la pena hacer nada.

—Aunque aprendáis algo que os haga creer que sabéis algo, siempre habrá alguien que sabrá más de ese tema que vosotros.

—¿Por qué finge todo el mundo que todo lo que no es importante lo es y mucho, y al mismo tiempo todos se afanan terriblemente en fingir que lo realmente importante no lo es en absoluto?

—Dentro de pocos años, todos muertos y olvidados; os convertiréis en nada, así que también vosotros deberíais ya empezar a practicar.

—Si valiera la pena enfadarse por algo, también existiría algo por lo que alegrarse. Si mereciera la pena alegrarse por algo, existiría algo que importara. ¡Y no es así!