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Fannie Flagg

Tomates Verdes Fritos

Mezcla de tradición y frescura, la conmovedora Tomates verdes fritos trata sobre Evelyn Couch, una mujer de mediana edad que está pasando por una depresión, y la entrañable anciana Ninny Threadgoode. Evelyn vive una existencia gris, acomplejada y totalmente frustrada con todo lo que la rodea. En una visita al asilo donde reside su suegra conoce a la señora Threadgoode, que comienza a contarle historias de un pequeño pueblo llamado Whistle Stop, cuya vida giró un tiempo en torno a un café. De pronto, a Evelyn se le abre una luminosa ventana al pasado por la que entra un soplo de aire fresco. Remontándose a finales de la década de 1920, la anciana describe a Idgie y Ruth, dos espíritus sensibles, alegres y llenos de una admirable energía vital, que saben sobreponerse a las dificultades y saborear el gusto por la vida. La ternura y la solidez se mezclan sabiamente en las palabras de Ninny, que hace de Idgie y Ruth dos auténticas heroínas de la vida cotidiana. Tomates verdes fritos aborda temas como la discriminación de la mujer, el racismo, la homosexualidad femenina, la miseria o el alcoholismo y, a pesar de eso, es una de esas novelas optimistas en las que, como por arte de magia, todo encaja a la perfección. La novela fue llevada al cine en 1991.
370 бумажных страниц
Правообладатель
Bookwire
Дата публикации оригинала
2024
Год выхода издания
2024
Издательство
CAPITÁN SWING LIBROS
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Впечатления

  • saypbделится впечатлением5 дней назад
    👍Worth reading

Цитаты

  • Sol Ríosцитирует4 дня назад
    Debió de enterrar en el jardín centenares de cabezas. Pero, bueno, gracias a eso ¡nos crecían las calabazas y los tomates más hermosos de la ciudad!
  • Sol Ríosцитирует18 часов назад
    Pero, bien mirado, si tanto la quería Ed, ¿por qué no le daba uno de los suyos? Un trasplante de cojón… Ajá. O acaso podría conseguirlos de un donante anónimo. Ahí estaba el quid: compraría los de un muerto, los pondría en una caja y se los llevaría a las reuniones importantes para poder ponerlos encima de la mesa y salirse con la suya. Tal vez comprase dos pares…
  • Sol Ríosцитирует19 часов назад
    La gente ya no insultaba a los negros; por lo menos, no en su cara. A los italianos ya no se les llamaba maricas ni se hablaba de judiadas, ni se decía aquello de Spanish… mañana, tildándolos de vagos, ni se hacía burla de los amarillos, ni de los gabachos, ni de los cabezas cuadradas, ni de los hijos de la Gran Bretaña en la conversación normal. Todos los grupos tenían quienes les defendían. Pero, a las mujeres, los hombres seguían insultándolas. ¿Por qué? ¿Dónde estaba su grupo?

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