El libro-juego, ya dijimos, es trasgresor en sí, pero además peligroso. Cuando el lector cree estar jugando, es él quien está siendo jugado.
Itzel Casaña Floresцитируетв прошлом году
No presupone un lector, lo busca. No pretende ser una obra de arte, sino un juguete.
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libro-juego es un extravío, un vértigo, un “como si”, un juego
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Este análisis da un paso más en la relación texto-lector y se enfoca en el texto en sí mismo no solo como juego, sino como juguete.
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Alfred Liebe (1963), quien estudió una amplia variedad de formas lúdicas de manera específica (anagramas, limericks3 y juegos de palabras, ritmos y formas literarias). Posteriormente una edición especial
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El lector no puede estar separado de la obra. Si todo arte es una forma de juego, ahora la lectura de esa obra es también otro juego, aquel que la completa y le otorga un significado en el acto interpretativo
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el juego es algo opuesto y autónomo a la realidad
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La oposición juego-realidad o juego-vida cotidiana hace evidente que ambos autores toman el concepto de realidad (o de vida cotidiana) como un supuesto fijo e inmutable que existe fuera de la esfera del juego o, dicho de otro modo, que se contrapone a él
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En este libro tomaremos como punto de partida las teorías de Johan Huizinga y Roger Callois las que, aunque no fueron pensados inicialmente para entender la literatura con características lúdicas, entregan elementos teóricos significativos para una aproximación conceptual a este tipo de literatura.
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El antipoeta es un estratega antes que un rupturista, un hábil manipulador de los significados.