En el jardín del ogro

No. No se acaba. El amor solo es paciencia. Una paciencia devota, ferviente, tirana. Una paciencia optimista contra toda razón.
No hemos acabado.

El amor solo es paciencia. Una paciencia devota, ferviente, tirana. Una paciencia optimista contra toda razón.

Espero que algún día experimentes esa sensación.
La crueldad de los que se saben queridos.

que excita el alma es precisamente que el cuerpo te traicione, que actúe contra tu voluntad y presenciar esa traición.

Los hombres la sacaron de la infancia. La extirparon de esa edad fangosa, y cambió la pasividad infantil por la lascivia de las geishas.

su amnesia perdura la sensación vivificante de haber existido mil veces a través del deseo de otros.

recuerda nada en concreto, pero los hombres son las únicas referencias de su vida. A cada estación, cada cumpleaños, cada acontecimiento de su existencia, corresponde un amante de rostro borroso.

El dolor es una disculpa extraordinaria.

París está de color naranja, y desierto. El viento glacial ha barrido los puentes y liberado a la ciudad de los peatones, ha entregado las calles a sí mismas.

«¿O sea, que esto es ser su mujer?», se preguntó Adèle. Se sentía sucia y orgullosa a la vez, humillada y victoriosa.