Una esperanza y un futuro

Cómo compro inteligentemente?

Nos ha llegado la sociedad de consumo y ahora hemos aprendido a consumir a Dios. Lo percibimos como un «proveedor de servicios». Es por eso que cuando Dios no nos da las cosas que le pedimos, nos ofendemos. Porque pensamos que él existe para satisfacer nuestros deseos. ¡Nada más lejos de la realidad!

«La verdad es que no sé por qué corté tanta más leña que tú… Lo único que sé, es que cada vez que me detenía a descansar por quince minutos, ¡siempre tomaba tiempo para afilar el hacha!».

Te he dado herramientas para comenzar el camino: cómo comprar tu primer auto, cómo elegir tu primer trabajo, cómo comenzar tu primer negocio, cómo administrar apropiadamente tu primer salario…
Si me haces caso, estarás caminando en la ruta correcta hacia la ciudad de la Prosperidad Integral (la ciudad del Bienestar). Si te extravías, siempre tendrás este libro y nuestros recursos a tu alcance para ayudarte a regresar.

Mucha gente encara el tema del manejo del dinero como si fuese una operación de cirugía estética: si la haces bien una vez, ya no te tienes que preocupar por el resto de tu vida.

gran líder miró a su paje con una sonrisa a flor de piel y le contestó sabiamente: —Algunas monedas de cobre podrían haber satisfecho la necesidad del mendigo; pero las monedas de oro satisfacen la generosidad de tu amado general.

Uno no necesita tener grandes cantidades de dinero para poder ayudar a otros. Uno simplemente tiene que tener los ojos abiertos y el corazón dispuesto para poder ser un elemento de cambio en el lugar en el que le ha tocado vivir.

Si solamente das a una iglesia, parroquia, mezquita o sinagoga, eso solo es caridad. Pero darle a Dios es un acto de adoración y humillación delante de él

El sabio Salomón nuevamente nos dice en sus famosos proverbios que debemos honrar a Dios con la décima parte de todas nuestras entradas y darle a él lo primero de todo el fruto de nuestro trabajo.

Esa es una señal de madurez. El día en el que tú llegas a un punto en el que estás dispuesto a dar hasta tu propia vida por otros, es el puente en tu vida en el que has dejado las cosas de niño y has entrado en la edad de madurez emocional.