Mario de Andrade, uno de los principales exponentes del movimiento, inició la elaboración de una Gramatiquinha brasileira que tuviera en cuenta la lengua hablada, en oposición a las características ortodoxas de la gramática portuguesa. La búsqueda expresiva es muy intensa, tal como se ve en Macunaima (del mismo autor), y esto se explica aún más si se tiene en cuanta la larga dictadura del purismo “clasicista” y académico cuyo líder fue Rui Barbosa.
Los modernistas brasileños volvieron los ojos hacia las culturas indígena y negra, para tomar, de la primera, palabras y expresiones, y de la segunda, ritmos, estructuras e imágenes de la expresión, además del elemento lexical.
El nacimiento del negrismo en Brasil coincide con el del negrismo antillano, que ha dado autores muy interesantes, como el portorriqueño Luis Palés Matos y los cubanos Ramón Guirao, Emilio Ballagas, Nicolás Guillén y José Zacarías Tallet.