Cuando te enamoras de alguien, una parte de tu amor la constituyen las diferencias entre los dos; cuando te casas, las diferencias empiezan a volverte loca. Cuando te enamoras de alguien, te dices a ti misma: bueno, en realidad nunca me han interesado ni la política, ni el bridge, ni el francés ni el tenis; y cuando te casas, empiezas a volverte loca porque tu marido ni siquiera sabe quién se presenta a la presidencia