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José Luis Pardo

Estudios del malestar. Politicas de la autenticidad en las sociedades contemporáneas

  • Adal Cortezцитирует3 года назад
    Como bien decía Martin Malia, «el socialismo real no es un ataque contra abusos específicos del capitalismo, sino contra la realidad. Es una tentativa de abolir el mundo real, una tentativa condenada a largo plazo, pero que durante un determinado período consigue crear un mundo surrealista definido por esta paradoja: la ineficacia, la penuria y la violencia se presentan como el bien supremo».
  • Adal Cortezцитирует3 года назад
    Y es que, como decía malhumoradamente Max Weber, intentamos siempre usar la ética a nuestro favor para tener razón, porque no nos conformamos con arrollar a nuestros semejantes, sino que además queremos tener razón cuando lo hacemos.
  • nachopineda9цитирует7 лет назад
    un sentido vago y general, la acción política siempre ha tenido componentes «estéticos», sin que ello baste para pensar que la política se reduce a esos componentes.
  • nachopineda9цитирует7 лет назад
    Entonces escupe sobre la estatua para producir una revolución, para politizar el Arte (aunque su timidez le lleve a veces a declarar que su intención es sólo la de «hacer reflexionar» al pueblo sobre el significado de las estatuas, las plazas públicas y los esputos). Pero como la revolución no se produce (entre otras cosas porque la naturaleza artística de la acción neutraliza sus posibles consecuencias políticas), y ni siquiera se da la reflexión de un modo relevante, se tiene la impresión de que lo único que se ha conseguido de esa manera es estetizar la política y ofrecer una «política estética» (o sea, un sucedáneo fraudulento de política) que ni siquiera en un estado de ayuno –o de dieta líquida– como el que atravesamos es aceptada por el público como un sustituto consolatorio del alimento que se le escatima (a saber, la política en su estrecho sentido moderno). Y así, cuanto más político –ideológico, en realidad– es el discurso del Arte (de una politicidad simplificada y a la vez inconcreta con la que aspira a legitimarse), más privada y opaca y menos política es su acción.
  • nachopineda9цитирует7 лет назад
    El artista no puede inventar un «Estado» de verdad, pero sí un «estado» de autenticidad (de malestar) temporal, un «disturbio» efímero, una turbulencia capaz de legitimar transitoriamente la perturbación creada por su intervención
  • nachopineda9цитирует7 лет назад
    si hoy escuchamos el discurso de muchos artistas en activo, notaremos que sus obras se pretenden directamente políticas desde su primera intención hasta la última, bien sea en su ambición de denunciar la barbarie del capitalismo internacional, la intolerable situación de los inmigrantes y refugiados, la discriminación racial o sexual, la sobreexplotación de la economía sumergida o las deficiencias de una ilustración ilusoria, o bien en su programática aspiración a arbitrar nuevas formas de intervención y de participación política o a generar relaciones sociales que desborden subversivamente los marcos institucionales establecidos; unas ambiciones y unos programas que llevan la huella retórica del «comunismo» con el que Benjamin identificaba la «politización del arte», aunque sólo sea por su constante recurso a «lo común» –que no conciben como la condición del pacto social, sino como el fundamento de una comunidad tan auténtica que hace innecesario el pacto–, que corre paralelo a su desprecio hacia «lo público» (aunque sea de lo público de lo que en buena medida han dependido hasta ahora en algunos países para el sostenimiento material de ese mismo discurso).
  • nachopineda9цитирует7 лет назад
    el malestar estético que provocaba la Fuente (¿es Arte o no lo es?) se reproduce aquí como malestar político (¿es fascista o es comunista?, ¿es revolucionario o es reaccionario?). En semejante estado de ambigüedad (o sea, de malestar), sólo queda la confrontación, el antagonismo puro que se ha vaciado de todo contenido discursivo. Cuando el Estado se convierte en el Partido, es decir, en la casa de los amigos en donde todos somos de los nuestros, quienes se quedan fuera son los ciudadanos, los que no son de otro partido sino de ninguno. Ellos, los inauténticos, son ahora los únicos enemigos.
  • nachopineda9цитирует7 лет назад
    la revolución continúa, aunque tampoco ella es ya lo que era (como, según dijimos, le sucede a la Historia mundial), y se ha reducido a la condición de malestar permanente. Es una guerra sin victoria ni derrota, un irresoluble estado del malestar.
  • nachopineda9цитирует7 лет назад
    el no-Arte sólo puede legitimarse atentando contra el Arte), el no-artista (posmoderno) no puede prescindir del todo del Arte (moderno), no puede simplemente «pasar página» en el libro de la historia del Arte y cerrarlo definitivamente, y por tanto necesita mantener viva su vigencia, porque sin su enemigo perdería su malestar (no tendría escaparate contra el que arrojar la piedra). No sólo necesita que su enemigo exista, sino sobre todo que aparezca como «desproporcionadamente superior» a él para justificar así la continuidad de la guerra de guerrillas. Es la misma situación de la que hablábamos en el capítulo quinto, a propósito de los «realistas políticos» que necesitan a los «idealistas» para reprocharles una y otra vez su candidez, pero sin poder jamás vencerles del todo, porque su victoria sobre ellos sería su propia derrota.
  • nachopineda9цитирует7 лет назад
    Así, los artistas posvanguardistas (y, según ellos, todos los artistas en general) son los especialistas en la producción de significantes vacíos.
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