La gota de sangre

Para meditar, como meditan los visionarios, fuera de lo real que se ve, en busca de lo real que se esconde.

Desgraciadamente, la mayor parte de las cosas tienen siempre explicación vulgar y prosaica, y la vida es un tejido de mallas flojas, mecánico, previsto: nada romancesco lo borda.

¿Por qué? Los actos humanos siempre reconocen algún móvil, alguna causa. ¿Qué móvil impulsaba a Andrés Ariza a fingir encolerizarse cuando yo entré sin meterme con él?

—Pues no viaje usted por tierras; explore almas. No hay vida humana sin misterio. La curiosidad puede ascender a pasión.