Martes 26 de mayo, Kreuzberg
Salí sola. Compré en una librería una postal de Walter Benjamin. Es la clásica foto blanco y negro en la que está mirando hacia abajo y tomándose la pera con una mano en la que tiene un cigarrillo encendido. La vendedora no hablaba inglés, yo no hablo alemán, nos entendimos con sonrisas. Era mediodía y caminé bastante hasta llegar a un bar que me resultó agradable. Me senté a leer en una mesa en la vereda, con las piernas cubiertas con una de las mantas de polar que amablemente dejan ahí. Cuando el sol se escondió tras unas nubes plomizas, pedí la cuenta