El Barón Rampante

Yo no sé si será cierto eso que se lee en los libros, que en la antigüedad un mono que hubiese salido de Roma saltando de un árbol a otro podía llegar a España sin tocar nunca el suelo. En

y me revolvía entre las sábanas advirtiendo quizá por primera vez el gusto de estar desvestido, con los pies desnudos, en una cama caliente y blanca, y como sintiendo al mismo tiempo la incomodidad de él atado allá arriba con la manta áspera, enfundadas

Es un sentimiento que ya no me ha abandonado desde esa noche, la conciencia de la suerte que es tener una cama: sábanas limpias, colchón blando

Nuestros padres estaban decididos a no dar ya a Cósimo la satisfacción de hacerle caso, esperando que el cansancio, la incomodidad y el frío de la noche lo desanidaran

gravedad al relato bélico y al paralelo que mi madre extraía de él, porque se habría agarrado a cualquier razonamiento con tal de encontrar natural aquello que estaba sucediendo y sacar de su cabeza responsabilidades y preocupaciones

Este recuerdo, repentinamente, de desalentada que estaba por ansia de madre, la llevó de nuevo a su clima militar favorito, y, como si hubiese conseguido por fin dar con la razón del comportamiento de su hijo, se tornó más tranquila y casi altiva

Nuestra hermana Battista, en cambio, manifestaba respecto a Cósimo una especie de envidia, como si, acostumbrada a tener la familia en vilo por sus rarezas, hubiese encontrado ahora alguien que la superaba

Si quieres quedarte ahí, te morirás de hambre!»

Ve y dile al pobre Mino que hacemos las paces y no hablamos más del asunto.» ¡Pronto, vamos

algo que, en fin, señalase un límite, una proporción a su acto de protesta