Roberto Bolaño es la niebla que empaña los cristales, es el estruendo de los vagones que retumban en Brooklyn, la bufanda de sesenta dólares que el viento arrastra, la imagen que nadie divisa desde los espejos retrovisores, es una sombra que se pasea por Chernóbil, el mes de octubre, el periódico que arrastra la brisa por un callejón, las estrellas que se ven desde la azotea