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Olivier Bellamy

Martha Argerich

  • anasofiasfцитирует3 дня назад
    Ella replicaba riendo: “Ustedes, los suizos, tienen los relojes; nosotros, los argentinos, tenemos el Tiempo”.
  • Rubén Carrillo Ruizцитирует5 дней назад
    Tocaba con los dedos chatos, algo que no
  • Rubén Carrillo Ruizцитирует5 дней назад
    Martha les debía aún dos discos. Las empresas discográficas están acostumbradas a la fragilidad de los grandes pianistas. En esa época, Vladimir Horowitz soportaba sesiones de electrochoques, y Michelangeli se refugiaba a menudo en monasterios.
  • Rubén Carrillo Ruizцитирует5 дней назад
    Michelangeli le gustaba terminar la jornada bebiendo Johnny Walker –¡etiqueta negra, no roja!, podía explicar sus razones durante horas– y fumando cigarrillos argentinos.
  • Rubén Carrillo Ruizцитирует5 дней назад
    Michelangeli podía armar y desarmar un piano, pieza por pieza, y era también un excepcional corredor de automóviles.
  • Rubén Carrillo Ruizцитирует5 дней назад
    Dicen que Arturo Benedetti Michelangeli canceló más conciertos en su vida de los que dio.
  • Rubén Carrillo Ruizцитирует5 дней назад
    Por una ironía del destino, justo en el momento en que Martha Argerich había decidido interrumpir su carrera, salió su primer disco editado por Deutsche Grammophon. Produjo el efecto de una bomba en el mundo musical. Pero, más que la crítica ditirámbica, lo que más conmovió a la pianista fue una carta de felicitación que le envió Vladimir Horowitz.
  • Rubén Carrillo Ruizцитируетв прошлом месяце
    En medio siglo, formó cuatro generaciones de pianistas, entre ellos cuarenta concertistas conocidos. Enrique Barenboim, que fue uno de ellos, le transmitió ese arte a su hijo Daniel Barenboim.
  • Rubén Carrillo Ruizцитируетв прошлом месяце
    Este ogro pianístico nació en 1885 en Crotone, en la punta de la bota italiana. Fue el menor de cuatro hermanos y aprendió el piano, al principio, con su padre. Luego ingresó al conservatorio San Pietro a Majella de Nápoles. Ciudad de castrati, del bel canto, de Porpora y Pergolesi, Nápoles también era una meca del piano. Paolo Denza (el profesor de Aldo Ciccolini) había sido discípulo de Busoni, ese gigante que fue capaz de tocar todo Liszt ¡en nueve conciertos! Sigismond Thalberg1 (el gran rival de Liszt en París) también se había instalado en Nápoles, donde fundó una escuela, y escribió un muy elogiado Arte del bel canto adaptado al piano.
  • Rubén Carrillo Ruizцитируетв прошлом месяце
    “Los alumnos son como espadas. Algunos se rompen cuando se las tuerce, y otros se doblan hasta recuperar su forma original”
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