Quién es mi yo

El mundo nos tienta constantemente, no solo porque parece tan atractivo, sino porque todos los demás piensan que es allí donde se encuentra la felicidad.

Cuando el Buddha enseña que nada ni nadie existe, habla desde el nivel de la verdad absoluta. En este nivel, nuestro mundo cotidiano es una ilusión óptica y mental. Esta es la verdad absoluta. Pero el Buddha también enseñó a nivel relativo. En este sentido

Cuando el Buddha enseña que nada ni nadie existe, habla desde el nivel de la verdad absoluta. En este nivel, nuestro mundo cotidiano es una ilusión óptica y mental. Esta es la verdad absoluta. Pero el Buddha también enseñó a nivel relativo

Entonces, como hemos visto, en esta secuencia de causa y efecto del “origen condicionado trascendente”, los siguientes pasos son las absorciones meditativas, seguidas del “conocimiento y visión de las cosas como realmente son”, lo que constituye la experiencia interiorizada de la temporalidad, la insatisfacción y la insustancialidad.

La mente es la herramienta más valiosa de todo el universo, no existe nada que se le pueda comparar, pero no le damos ni un momento de descanso.

a mente es la herramienta más valiosa de todo el universo, no existe nada que se le pueda comparar, pero no le damos ni un momento de descanso.

Nunca más creeremos que hay una persona sentada dentro de nosotros; que un hombre o una mujer mira a través de nuestros ojos, oye a través de nuestros oídos, piensa a través de nuestra mente, desea a través de nuestros deseos.

Hay otro aspecto que es común a todas las experiencias del camino y la fruición: el conocimiento cierto de que por un instante no había nadie y de que esta es la verdad más profunda que hemos conocido nunca.

ay otro aspecto que es común a todas las experiencias del camino y la fruición: el conocimiento cierto de que por un instante no había nadie y de que esta es la verdad más profunda que hemos conocido nunca

uando estamos completamente convencidos y estamos dispuestos a abandonar nuestra ilusión del yo, llega un momento en el que podemos intentar hacerlo. No es tan fácil hacerlo como decirlo, pero al menos se puede explicar.