Hoy,
con propiedad, se habla de “ciencia de la meditación”. Han sido
verificados científicamente sus beneficios. Por esto, la Carta de Joseph
Ratzinger sobre La meditación cristiana (15 de octubre de 1989), se revela profética. Despierta la voluntad de practicar, unos minutos cada
día, el “contacto de nuestra mente con el corazón de Dios”. Esta y otras
formas de meditación dan frutos neurológicos, fisiológicos, emocionales
y sociales. La Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard los estudia desde 1969.Este libro da fluidez a la Carta de Ratzinger
con un lenguaje sencillo y actual. Enfatiza el contexto científico y médico en que la meditación ha revelado sus tesoros. Y muestra sus valores –salud, serenidad, creatividad, empatía, amor–, capaces de despertar el apetito o la necesidad de meditar cada día. Aunque solo sea por pocos minutos.
El autor agrega a la Carta de Ratzinger un método de meditación cristiana, obtenido de los Evangelios. Jesús, con
su enseñanza y su práctica efectiva, revela una forma cristiana de meditar con cinco claves: Lugar tranquilo, postura orante, amar a Dios,
dejar los pensamientos, esperar, sintiéndonos ya poseedores de lo que pedimos (Mc 11,24).