Verity. La sombra de un engaño

Tiene que ser desconcertante enamorarse de las palabras de una escritora antes de conocer a la persona en carne y hueso. A algunos lectores les cuesta separar al personaje de quien lo ha creado.

No lamento haber escrito esa falsa autobiografía, porque mi única intención era ayudar a otros autores.

Ahora somos solamente él y yo.

—No tengo condones —dice mientras me coge el trasero con las dos manos y me aprieta contra él

Se aparta de la encimera y viene hacia mí. Me coge de la cintura con las dos manos y apoya su frente sobre la mía, mirándome a los ojos con auténtico deseo.
—Te quiero a ti, Low.
Recibe mi sensación de alivio con un beso.

—¿Tienes idea de cuántas veces he imaginado que estaba contigo?

¿Lo que yo quiera? —pregunta.
—Sí. ¿Qué quieres?
Echa atrás la cabeza y se ríe, como si la pregunta fuera muy tonta. Después dice dos palabras, simplemente, como si la respuesta fuera la más sencilla que hubiera tenido que dar en toda su vida.
—A ti.

Muerdo la madera que tengo delante.

Me rodea un pecho con la mano, mientras me sigue besando. Después de un minuto más o menos en esa posición, se retira de mí y me pone boca abajo. Me penetra por detrás, mientras me susurra al oído:

Al final terminamos en una de las posiciones que a mi entender es una de sus favoritas: él tumbado en la cama, con la cabeza en la almohada, y yo a horcajadas sobre su cara, con los muslos a ambos lados de su cabeza.