Escenas de la novela argentina

Cuanto menos ha aprendido uno por experiencia, decía John Berger, más crédulo es. Solo los ricos, decía, pueden sobrevivir siendo inexperto

Yo creo que también leemos novelas porque las novelas nos permiten defendernos de esa proliferación incesante de información frente a la cual estamos siempre indefensos y con la sensación de estar mal informados.

Me parece que lo que genera la información moderna es que nosotros asistimos a ciertas catástrofes, a ciertos acontecimientos en los que no estamos implicados porque la información produce una distancia difícil de resolver. Siempre estamos afuera y al margen. En cambio, la novela sería un género que limita esa dispersión y les da a los acontecimientos la forma de una experiencia.

a única significación que suele transmitir el periodismo es la de lo ya sabido, la del estereotipo, la del lugar común. Y la idea de la circulación acelerada de noticias, que parecen no tener nunca fin y que dejan al sujeto ajeno a la comprensión profunda de los hechos, está muy ligada a la cuestión de en qué momento nosotros podemos juzgar los acontecimientos sobre la base de la experiencia que hemos tenido.

De modo que podríamos decir que hay una primera tensión entre el mundo de la novela como un mundo de redes de sentidos múltiples, de causalidades confusas y abiertas, y el modo en que el periodismo reduce toda esa complejidad y establece fórmulas, causalidades estereotipadas, simplificaciones.

Y está también la tradición filosófica en Wittgenstein, que insiste mucho en que hay ciertas cosas que no se pueden decir, pero se pueden hacer ver, se pueden mostrar.

Allí podríamos ver, entonces, la tensión entre periodismo y novela como una tensión entre dos modos de acercarse a construir una imagen de la realidad