Anatomía de la canción

A medida que los fans más jóvenes se decantaban por el R&B a comienzos de los cincuenta, disc-jockeys blancos como Alan Freed en Cleveland y otros en esos suculentos mercados urbanos empezaron a pregonar las excelencias de los discos de R&B. Se referían a esa música como rock and roll, buscando el efecto teatral, y también hacer más aceptable ese género de música en los hogares blancos.

En 1949, los discos de blues rítmico habían crecido tanto en número y en variedad que el periodista Jerry Wexler convenció a Billboard, la revista en la que escribía, para que retirara el peyorativo término racial de sus listas, y a cambio lo sustituyera por Rhythm & Blues.

. Para llenar ese vacío, muchos directores de banda, como Lionel Hampton y Louis Jordan, fundieron el blues con los ritmos del boogie-woogie y otros tempos danzarines, alargando así la «era del swing» cuando el jazz estaba volviéndose más esotérico y la música popular más dulzona e insulsa.

Como cantautor, por instinto siempre voy con la antena puesta escuchando y mirando formas curiosas con las que la gente formula las cosas en bares, restaurantes y vallas publicitarias.

Hay que dejar que la canción viva en ti durante un tiempo. En caso contrario, la melodía o la armonía con las que te quedes resultarán algo predecibles.

La cadencia y la melodía me llegaron lo primero, y luego al tararear la armonía en voz alta, así… (canta para mostrarlo): me vino la inspiración para la letra.

Hasta hoy, nunca me he sentado para componer expresamente canciones. Son cosas que emergen durante el proceso en el que me escucho al piano. Me limito a tocar, y las canciones digamos que ocurren.

Un hit siempre es el producto de unos músicos y de unos arreglos determinados. Es imposible predecir la fórmula ganadora. Puedes acercarte, pero en un hit siempre hay un ingrediente especial que es imposible anticipar

Los adolescentes se fijaban poco en la raza o la etnia de los artistas, y se centraban en el ritmo y el sentimiento de las canciones

tenía el valor de seguir sola al conejo por el agujero, para experimentar con drogas que alteraban la percepción