Táctica del futbol: teoría y entrenamiento

futbolistas con menos volumen de tejido adiposo son los que recorren los laterales de la cancha, ya sea en la función de defensa —modernamente llamados carrileros— como los que se proyectan al ataque, los tradicionales extremos.

Es el último defensa y el primer atacante.

En los tiros libres: debe ubicar la barrera, esta cubrirá una parte y él mismo la otra, y además ordenará los marcajes de los adversarios libres y que representen peligro para su meta.

En el contraataque se exige al portero un saque o pase rápido y preciso para sorprender. La pelota no debe dirigirse exactamente al delantero, sino al costado de este, para poder aprovechar su superioridad en la carrera y con una trayectoria del balón baja para evitar su recorrido y tiempo de llegada.

Si la decisión es golpear con el puño, sobre todo si se ve presionado por los adversarios, entonces deberá tratar de dirigirlo alto, distanciado y lateralmente.

El portero es el primer atacante, se debe convertir en el primer elemento del ataque y del contraataque.

En todo sistema defensivo es relevante el lugar donde el equipo traza la línea defensiva, la cual estará en relación con las características del portero y toda la defensa, en general, y de los dos centrales, en particular.

Desde su posición privilegiada para “leer” el juego, el portero debe dirigir con la voz los movimientos de su defensa, es el “jefe” de la defensa.

Ángulos cerrados: podemos definir como ángulos cerrados aquellos en los que el poseedor del balón (atacante)
tiene menor ángulo de acción sobre la portería y, por consiguiente, menos eficacia para la consecución de un gol.

Ángulos abiertos: se definen como ángulos abiertos aquellos en los que el poseedor del balón (atacante) tiene el mayor ángulo de acción sobre la portería y, consecuentemente, posee la mayor eficacia para la consecución de un tanto.