Los cabellos». Símbolos de la sexualidad y la fertilidad desde el principio de los tiempos. Por eso las mujeres de diversas culturas ocultaban su cabeza, para no atraer al diablo que habita en los hombres. El diablo, que de lo contrario… «se abalanzaría sobre mí, me violaría y después me arrancaría el cuero cabelludo…».
«Arrancacabelleras»: una denominación truculenta pero más idónea para aquel psicópata que «Peluquero», pues este no peinaba a sus víctimas, sino que les arrancaba la vida de la cabeza