El Bosco

“Es característico de las mentes más oscuras usar siempre tópicos y no recurrir nunca a las propias invenciones”.

mismo espíritu religioso subjetivo provocado por los movimientos místicos de los Hermanos de la Vida Común [los seguidores de Ruysbroek]…llena las obras de los pintores holandeses, tanto si se decantan por una tendencia realista, como

basa en la interpretación alquímica de la obra de El Bosco, pero busca un punto intermedio entre lo que ella considera enfoques disparatados. Encuentra este punto en el más prosaico mundo de la farmacia. No sólo está el hecho de que hubiera un farmacéutico en la familia de la mujer de El Bosco, sino también que Dixon creía que su pertenencia a la clase media le había acercado a la práctica de la farmacia, que se asociaba tanto con la alquimia como con la medicina, pero era mucho menos esotérico.

recientes e impactantes están los de Laurinda Dixon.

Friedländer se hizo eco del hecho de que los contemporáneos del artista “las consideraban como sermones con contenido moral.” Charles Cuttler aseguraba que “los seres de El Bosco, normales a la par que anti-naturales, unidos a una lógica más artística que natural, eran el vehículo perfecto para su seria y moralizante exaltación de los ideales cristianos básicos…”

En 1959, Ludwig von Baldass identificó a varios mecenas del artista que eran personajes eminentemente respetables: Felipe el Bueno, duque de Brabante y su hermana, la archiduquesa Margaret, Guillermo de Orange y el archiduque Ernest, además de otros ciudadanos corrientes (aunque sin duda alguna influyentes) de Amsterdam, Haarlem y Amberes, incluyendo a Rubens en el siglo XVII.

obra de arte e inspiró su concepción intelectual, podemos ir incluso más lejos y conjeturar que esta representación del novio es la del Gran Maestro del Libre Espíritu, que nos recibe con una mirada penetrante y escudriñadora en el umbral de su paradisíaco mundo”.

Contienen ataques anticlericales y antipaganos, así que no pudieron haberse pintado ni para la Iglesia ni para grupos paganos. Ya que no era práctica habitual del artista medieval pintar simplemente para su propia satisfacción, ni es probable que mecenas privados hubieran querido retablos tan extraños para sus propias capillas, debía haber sido un grupo fuera de la Iglesia, que se posicionara entre su severa disciplina y la anarquía pagana pero luchara contra ambas.

Sus miembros se denominaban Hermanos y Hermanas del Libre (o Gran) Espíritu y creían que eran la encarnación del Espíritu Santo y a través de su poder se elevaban a un estado de espiritualidad que era inmune al pecado incluso el de la carne, con su sometimiento a la lujuria, así que en la tierra vivían en un estado de paradisíaca inocencia.

Fränger contesta su propia pregunta sobre la naturaleza específica del culto para el que pudieran haberse pintado estos retablos, argumentando que podría tratarse del culto adamita.

Este hombre fue uno de los líderes de Homines Intelligentiae de Bruselas, una rama radical de un movimiento religioso activo en el territorio entre la zona del Rin y los Países Bajos. Fränger deduce a partir de ciertas afirmaciones del acta del juicio que éste era el grupo para el que El Bosco pintaba sus retablos.