Recuerdos olvidados

En estos años, uno se vuelve un especialista en fabricarse culpas y después es difícil separar las falsas de las reales.

En estos años, uno se vuelve un especialista en fabricarse culpas y después es difícil separar las falsas de las reales.

Uno puede enviciarse con la propia soledad y en ocasiones (es casi una droga) envenenarse con ella. Es arduo abrirle de pronto la puerta y decirle: Vámonos, vamos a encontrarnos con otra soledad, con otro desamparo.

nada es repetible sólo una vez se es nueva sólo una vez la sorpresa es dolor y el dolor es entrega y la entrega es el color del mundo el placer del mundo la esperanza del mundo

a tortura agota a sus víctimas, pero también se agota como noticia.

Pero aquí el sufrimiento pasó de moda como tema periodístico, ¿no te parece?

Allá van, los más ignorando a qué. Saben por qué y eso les alcanza.

esta bienaventuranza es asimismo parte de mi duelo

siempre hay algo a descubrir cotidianamente en esta España que intenta a toda costa ser europea pero aún no encontró la garrocha (aquí le dicen pértiga) para saltar sobre los Pirineos.

qué ridículo puede ser un beso visto desde fuera y sin embargo qué sabroso suele ser desde dentro