Un grupo de mujeres que se resiste a la sordidez de la vejez y la enfermedad; dos amigas de vacaciones en un paisaje imponente, donde acecha la oscuridad y el pasado como un animal feroz; dos hermanas que retrasan desprenderse de las cenizas de su madre en el mar; una pareja que vive instalada en la electricidad del conflicto permanente. Con la mirada y el oído atentos a lo terrible, pero también a lo bello, los cuentos de Magalí Etchebarne, plenos en maestría, inteligencia y humor, se internan en la vida de unos personajes en constante batalla con la crueldad de la intimidad. Cuatro universos en los que danzan enredados la tragedia y la comedia y que retratan con destreza e ironía la aspereza del paso del tiempo, el dolor en todas sus formas, y la incansable búsqueda del amor y la ilusión.
El jurado, del que formaron parte los escritores Brenda Navarro, Carlos Castán y presidido por Mariana Enriquez, resaltó que se trata de una propuesta contemporánea llena de agudeza, dinamismo, con los conflictos de lo cotidiano y la intimidad tomados con inteligencia y frescura, pero sin renunciar a la dimensión más oscura e inquietante de los vínculos humanos.
«Magalí Etchebarne es de las autoras más auténticas que he leído. No hay postura ni solemnidad en su escritura. Encuentra humor en la tragedia y sabe de la tristeza con rabia y ternura. Su estilo es pura frescura e inteligencia», Mariana Enriquez
«Estos formidables cuatro relatos –cocinados a fuego lento pero feroz, con densidad y profundidad de radiantes novelas— funcionan como puntos cardinales de un mapa para viajar a un planeta que conocemos pero al que nunca hemos contemplado con semejante precisión y sensibilidad y, sí, desgarrado humor con ceja enarcada», Rodrigo Fresán