El objeto mesa no tiene nada que ver con el sonido mesa, y la única razón que hay para que la palabra simbolice al objeto es el convenio de llamar a un objeto determinado con un nombre determinado. Aprendemos su relación siendo niños, mediante la repetida experiencia de escuchar la palabra referida al objeto, hasta que se forma una asociación permanente, de tal modo que luego ya no tenemos que pensar para emplear el vocablo necesario.