A decir verdad, si pensamos en la concepción del género de terror fantástico, del que Lovecraft es uno de los pioneros, existe siempre un rastro innegable de racismo y supremacismo, o llamémosle especismo. No creo que sea fruto de la casualidad que en inglés se use la misma palabra para llamar a los extranjeros y a los extraterrestres: alien.