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Ryszard Kapuściński

Encuentro con el Otro

  • Josué Osbourneцитируетв прошлом году
    un poblado etíope levantado en medio de las montañas, corre tras de mí un grupo de niños deshechos en risas y regocijo; me señalan con el dedo y exclaman: Ferenchi! Ferenchi!, lo que significa, precisamente, «otro», «extraño»
  • Talia Garzaцитируетпозавчера
    Escribe de ello nuestro poeta maldito decimonónico, Cyprian Norwid. En la Introducción a su Odisea, reflexiona sobre las fuentes de esa hospitalidad que arropó a Ulises en su camino de vuelta a Ítaca. «
  • Talia Garzaцитируетпозавчера
    ¡Cuán diferente la imagen del Otro en la época de las creencias antropomórficas, cuando los dioses podían adoptar el aspecto humano y comportarse como personas! En aquellos tiempos, nunca se sabía si era dios u hombre el viajero o el peregrino que se acercaba. Esta inseguridad, esta intrigante ambivalencia, constituye una de las fuentes de la cultura de la hospitalidad, que exige un trato magnánimo al visitante, cuya naturaleza no acaba de ser reconocible.
  • Talia Garzaцитируетпозавчера
    nombre de apartheid. Con perjuicio para la verdad y la exactitud, dicha noción ha sido adscrita al hoy inexistente régimen blanco de Sudáfrica. Lo cierto es que se había practicado el apartheid desde tiempos inmemoriales. Simplificando mucho, se trata de una doctrina cuyos partidarios discurren del siguiente modo: «Todo el mundo puede vivir como le dé la gana, sólo que bien lejos de mí si esa gente no pertenece a mi raza, a mi religión y a mi cultura.» Pero ¡ojalá tan sólo se tratase de eso! La realidad es que nos hallamos ante una doctrina de desigualdad del género humano, premeditada y programática. Los mitos y las leyendas de muchos pueblos y tribus rezuman la convicción de que sólo nosotros –los miembros de nuestro clan, de nuestra comunidad– somos seres humanos; todos los demás son, como mucho, infrahombres o cualquier cosa menos personas.
  • Talia Garzaцитируетпозавчера
    , en un baño de sangre.
    A la idea que llevó al hombre a levantar murallas altísimas y cavar profundos fosos con el fin de aislarse de otra gente se la ha «bautizado», ya en nuestra época, con el
  • Talia Garzaцитируетпозавчера
    Resulta difícil justificar la guerra; opino que la pierden todos porque pone de manifiesto el fracaso del ser humano al revelar su incapacidad de entenderse con los Otros, de meterse en su piel; y porque pone en tela de juicio su bondad y su inteligencia. Cuando el encuentro con los Otros tiene como desenlace la guerra, invariablemente acaba en tragedia, en un baño de sangre.
  • Talia Garzaцитируетпозавчера
    tras una muralla o entablar un diálogo.
    A lo largo de la historia, el hombre siempre ha vacilado ante estas tres opciones y, dependiendo de su cultura y de la época en que le ha tocado vivir, elige una u otra. Constatamos que es bastante veleidoso en sus decisiones; no siempre se siente seguro, no siempre pisa un terreno firme.
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    De manera que al hombre siempre se le abrían tres posibilidades ante el encuentro con el Otro: podía elegir la guerra, aislarse tras una muralla o entablar un diálogo.
  • Talia Garzaцитируетпозавчера
    Por fortuna, también aparecen diseminadas profusamente por todo el planeta las pruebas de un tercer tipo de comportamiento que ha conocido la experiencia humana. Las que indican cooperación. Se trata de vestigios de mercados, de puertos marítimos y fluviales; de lugares donde se levantaban ágoras y santuarios, donde todavía hoy son visibles los restos de algunas sedes de universidades y academias antiguas; asimismo se han conservado vestigios de ancestrales rutas comerciales, tales como la de la seda, la del ámbar o la sahariana
  • Talia Garzaцитируетпозавчера
    construcciones que obedecen a la voluntad de atrincheramiento, tales como la Gran Muralla China, las torres y puertas de Babilonia, los limes romanos o las murallas de piedra de los incas.
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