SALADO: la boca saliva sola. Cristales de sal marina de Bretaña que se licuan al contacto. Bloques de sal rosa de las minas del Himalaya, terrones gris mate de Japón. Un chorro interminable de sal kosher que cae de la mano del Chef. Salar, una aventura que requiere sutileza, porque la comida siempre pide más, pero el punto de saturación es letal