La cultura-mundo

En la culturamundo cohabitan productos preformateados y producciones «mestizas» que se nutren de todas las corrientes y estilos del mundo, próximo y lejano.

En realidad, lo que consumimos en el mundo no es en modo alguno una cultura específicamente estadounidense, sino nuestra propia cultura-mundo, que no es más estadounidense que europea. Lo que venden los americanos es menos americano que mundial, es decir, susceptible de verse y apreciarse en cualquier parte del mundo. Y el público mundial no consume básicamente imaginario americano: consume espectáculo, acción, sexo, violencia, belleza, emoción

Gracias a los medios, al cine y a los telefilmes aumenta la cantidad de personas que pueden ver diferentes modelos de vida y en consecuencia enfocar su propia existencia desde puntos de vista inesperados.

Zara renueva sus modelos cada dos semanas y produce unos 12.000 diseños al año. Hay que contar por centenares los productos y las variantes del mercado de las gafas, el calzado deportivo, los cosméticos. Tras el sistema fordiano de la producción en masa se ha impuesto una lógica de multiplicación de la variedad y de «personalización de masas».

El Instituto Nielsen ha calculado que desde los años noventa vienen apareciendo de media en todo el mundo cien nuevos artículos alimentarios al día

diagnosticar la homogeneización creciente del planeta basándose en el alud de productos altamente estandarizados y mundializados, como la Coca-Cola y McDonald’s, es equivocarse de época. El hipercapitalismo de consumo se caracteriza más bien por una economía de variedad y renovación rápida de los productos.

No se trata en modo alguno de espíritu tradicionalista, sino de resistencia a la violencia de que nos aparten de lo que nos ha hecho ser lo que somos y a lo que estamos unidos porque forma parte de nosotros. En este sentido, el fenómeno es una expresión de la nueva cultura individualista, centrada en la búsqueda de la calidad de vida y el vivir mejor.

Hay que denunciar la falsedad de las interpretaciones que no sólo subestiman el peso de la historia en las construcciones identitarias, sino que además ven el fenómeno a través de las gafas modernas, modernas a la antigua desde el momento en que estamos ya en la pendiente de otra modernidad, una modernidad en que la patrimonialización y las reafirmaciones particularistas funcionan como medios de personalización, como formas nuevas de ser uno mismo y de estar orgulloso de serlo

¿A qué se debe esta persistencia de las diferencias nacionales? ¿Será sólo un fenómeno residual, supervivencias arcaicas condenadas a desaparecer bajo la apisonadora del capitalismo global?

Los hindúes siguen prefiriendo Bollywood a Hollywood: el año que se estrenó Titanic, las recaudaciones de las películas estadounidenses en la India sólo representaron el 4 % de los ingresos de taquilla totales.74