Llegamos tarde a todo

Suponiendo que fuera yo materia
susceptible a tu brillo y a tu efecto,
debería saber que lo que miro
es un brillo que viene del pasado,
radiación del principio de los tiempos,
donde hacías explosión como una risa
que hoy alumbra mis ojos cual planetas

¿No es todo lo que existe
la evidencia
de un descuido
interminable?

l descuido,
finalmente,
fue visto

como un signo
de adaptación.

Nos cuidábamos de todo
y siempre alguien
se moría de otra cosa.
De hecho,
primero se morían los que más se cuidaban.

Llegamos tarde
a la repartición del cielo
y de la tierra,
cuando la tierra
ya sólo era
el gran cementerio.
Un hermoso jardín
de huesos molidos
y gusanos
hambrientos.

Llegamos tarde a todo
y nadie nos esperó
para ser expulsados del paraíso
ni para subir al arca de Noé.
Llegamos tarde;
cuando las sirenas ya habían cantado,
cuando los peces se habían multiplicado
y la cruz de Cristo era una silla.

Llegamos tarde a todo

Llegamos tarde a todo.
Nadie nos esperó.
Todo era viejo
(hasta lo nuevo era viejo).
Todos ya habían nacido
o habían muerto,
y las cosas del mundo
tenían una sábana blanca encima,
como los muebles de una casa abandonada.
Se escuchaban
rumores de otros tiempos,
aparentemente mejores.
Y ya no había dinosaurios
ni unicornios
ni ornitorrincos.
Llegamos tarde a todo
y nadie nos esperó
para ser expulsados del paraíso
ni para subir al arca de Noé.
Llegamos tarde;
cuando las sirenas ya habían cantado,
cuando los peces se habían multiplicado
y la cruz de Cristo era una silla.

Tu
amor
me
d i l a t a.
La
realidad
me
contrae.

Epitafio III
Que nadie
llore por mí
ni en el invierno
ni en primavera.

Si escarban
un poco aquí
verán que ríe
mi calavera

Promesa
El fin del mundo nos dice
que sí, pero no nos dice cuándo