Cuando falta un proyecto, buenos diagnósticos e ideas nuevas, las personas tienden a ocupar el primer plano, afirmando su propio perfil incluso frente al de su partido, en ocasiones borroso o inexistente. Donde no hay un proyecto que aglutine, la propia carrera se convierte en lo más importante. La celebridad se constituye en el imperativo fundamental. El arte de hacerse notar resulta más importante que la discreta coherencia política.