Alguien ha dicho que se requiere menos esfuerzo mental para condenar, que lo que se requiere, para pensar. La indolencia mental esparcida mundialmente, tan prevaleciente en la sociedad nos prueba una vez más que este hecho es demasiado cierto. En vez de ir al significado de cualquier idea dada, para examinar su origen y razón de ser; la mayoría de las personas, la condenarán enteramente, o dependerán de definiciones de aspectos no esenciales superficiales o llenas de prejuicios .