Caja 19

Todos nosotros corriendo por el campo en invierno. Corriendo entre toda esa lluvia y ese barro los jueves a la tarde semana tras semana hasta el día de Navidad.

Siempre me gustó estar en el baño de mujeres en horario de clase. Era lindo estar sola y ver mi cara en el espejo rodeada de azulejos blancos y limpios.

Era completamente factible según nos fuimos dando cuenta obtener muchísimo de un libro sin siquiera abrirlo. Solo tenerlo ahí al lado durante siglos ya nos parecía muy especial.

Como si lo único que se pudiera hacer con un libro fuera leerlo. Así es. Podíamos estar largo rato sentadas con un libro al lado y ni siquiera abrirlo, ¿o no?

Más adelante casi siempre andábamos con un libro encima. Más adelante. Cuando por fin fuimos un poquito mayores aunque no tan mayores como los demás andábamos con libros encima.

Los libros nos devolvían la mirada y algo dentro de nosotras se agitaba.

. No es raro en absoluto que estemos esperando pasar la página tan fervorosamente. Como si en efecto fuera cuestión de vida o muerte. Vida o muerte. Pasar las páginas. Cuando pasamos de página

volvemos a nacer. Vivir y morir y vivir y morir y vivir y morir. Una y otra vez. Y la verdad es que así tiene que ser. Así es como se debe leer. Sí. Sí. Pasar las páginas. Pasar las páginas. Con alma y vida.

hecho de asegurar la vida en una frase única, de reasegurar las frases en la vida.

Igual que los artistas de vanguardia, observaban los modos en que la repetición sostenida produce variaciones sutiles y absurdas que resultan tan cautivantes como subversivas