La comisión entrevistadora le pregunta al primer candidato: «¿Cuántos son dos más dos, camarada?». Él responde: «Cinco».
El presidente de la comisión entrevistadora sonríe con indulgencia y dice: «Camarada, valoramos muchísimo su entusiasmo revolucionario, pero necesitamos a alguien que sepa contar para que ocupe este puesto». El candidato es invitado a retirarse con toda amabilidad.
La respuesta del segundo candidato es: «Tres». El integrante más joven de la comisión entrevistadora se levanta como un resorte de la silla y grita: «¡Arresten a este hombre! ¡No podemos tolerar esta clase de propaganda antirrevolucionaria que subestima nuestros logros!». Los guardias se llevan a rastras al segundo candidato.
Cuando le hacen la misma pregunta, el tercer candidato responde: «Cuatro, por supuesto». Otro integrante de la comisión, con aspecto de profesor, lo sermonea sobre las limitaciones de la ciencia burguesa, obsesionada con la lógica formal. El candidato baja la cabeza avergonzado y abandona la sala.
Finalmente contratan al cuarto candidato para ocupar el puesto.
¿Cuál fue su respuesta?
«¿Cuántos quieren que sean?».