Yo también tenía mis ilusiones. Suponía que la vida debía ser una comedia ingeniosa, y uno de sus graciosos protagonistas, tú. Y me encontré con que es una tragedia repulsiva e indignante, y conque tú, ya caída la máscara del placer y de la alegría, que tanto a ti como a mí podía habernos engañado e inducido en error, eras el instrumento funesto que la impelía hacia las grandes catástrofes, instrumento funesto debido a la tensión de sus anhelos y al vigor de su energía comprimida.