«Hay libros que deben leerse nada más por goce, por la mera inmersión en las aguas calmas y frescas que hacen olvidar por un momento todo lo que nos rodea, sin otra pretensión que completar los imposibles cinco minutos que siempre deseamos dedicarnos a nosotros mismos. No es otra la intención de Efectos secundarios. En sus cuentos nos encontramos con una palabra que al pronunciarla se convierte en la partícula primordial, con enfermos de insomnio que al morir penan por el descanso eterno, con oficiales que al volver de un reconocimiento descubren que todo su ejército se ha extraviado. Es envidiable la capacidad de Alejandro Badillo para pasar de la más precisa concisión al desarrollo de ambientes y personajes en tramas de una invención sorprendente, como si al ocuparse de los más variados géneros en sus narraciones cuidara una llama que podría extinguirse en cualquier momento.»
—Alfonso López Corral