Carmen Berenguer poesía en breve

Las perras no conviven con otras, mueren solas
como perras callejeras.
Las perras paren solas y no gritan cuando son pisadas. Y golpeadas y
heridas se lamen solas. Si naciste perra y pobre, sudada de este lado y
representada de lodo y gatillada en el montaje público, dándose color
en las ferias con el lomo negro de una perra perdida de patas blancas
siguiendo un, dos, el olfato del pachulí, un, dos, de la perrera, un
dos, el celo de la piojera... auuuuuuuuuuuu en el solitario.

Agua y fuego arcanos del encuentro. Y en este bar dos cuerpos extraviados encontraron su destino, como si el festino fuese irrelevante

mudos espectros del destino, aquí ni polvos mágicos,

con los brazos extendidos, allí pájaro

Olor a turbulencias corpóreas rasgó el olfato

Los porfiados
Los que recuerdan
Los que piensan
Los que son escépticos
Los que están perdiendo el miedo
Un nuevo colonialismo nos resguarda
Tiene olor a adrenalina
tiene olor a papas fritas
tiene olor a pollo frito
tiene olor a hamburguesa
tiene olor a ketchup
tiene olor a comida macrobiótica

porfiados
Los que recuerdan
Los que piensan
Los que son escépticos
Los que están perdiendo el miedo
Un nuevo colonialismo nos resguarda
Tiene olor a adrenalina
tiene olor a papas fritas
tiene olor a pollo frito
tiene olor a hamburguesa
tiene olor a ketchup
tiene olor a comida macrobiótica

corazón de cardúmenes,
yendo; ruido inconfundible,
irrepetible, sui géneris, oscuro, iluminado,
tal vez un cementerio de luces.

Regalo de los dioses dijo el mendigo con espuma en su
boca recibiendo la música”

FRANKLIN
Las paredes y sus huecos
esconden
fantasmas y miedos