La presente publicación explora el impacto del crecimiento de China sobre América Latina desde inicios de la década de 2000. Cerca de 20 años atrás, empresarios chinos se dirigieron al Hemisferio Occidental en búsqueda de ganancias y de productos, especialmente aquellos de los cuales China carecía y que algunos países latinoamericanos poseían en abundancia –cobre, mineral de hierro, petróleo crudo y frijol de soya.
Concentrándose mayormente en Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, México y Perú, la autora rastrea la evolución de vínculos políticos y económicos entre China y estos países, y analiza cómo ha variado el éxito por sector, proyecto y país. Asimismo, evalúa los costos y beneficios del reciente giro hacia China; y sostiene que aunque las oportunidades para una integración económica más estrecha con China son aparentemente infinitas, lo son también los riesgos. De acuerdo con la autora, los mejores resultados provienen de intentos donde el Estado de Derecho, la supervisión regulatoria y una estrategia clara existen del lado de América Latina.