filosofía generalizada es que cualquier varón enfermo es una víctima, que toda puta está enferma y que toda enferma es puta. Las prostitutas, y en ningún caso los hombres que se acuestan con ellas, son la fuente del contagio, el origen del mal. El credo vigente es que a las enfermas hay que exterminarlas y a las putas hay que erradicarlas, y según andan diciendo, a medio centenar de prostitutas, o sospechosas de serlo, las han encerrado en Altos del Obispo, en un campo de detención con alambre de púas y vigilancia militar