deslizan por mis mejillas, pero ni siquiera me molesto en limpiarlas—. No sabes cuánto me habría gustado poder pasar el resto de mis días a tu lado, pero me conformo con esto. —Trago duro—. ¿sabes por qué? —Sacudo la cabeza en una negativa—. Porque esto, el haber coincidido contigo en esta vida, es mejor que no haberte conocido en lo absoluto. Y quiero que sepas, que no tengo miedo —miento—. Que estoy lista para afrontar cualquier cosa que tenga que pasar. —La voz se me quiebra tanto, que tengo que tragar un par de veces antes de, finalmente, susurrar al cabo de un largo momento—: Voy a estar bien. Puedes irte ya.