es
Books
Sergio Guerra Vilaboy

Breve historia de América Latina

  • Victor Avilés Velazquezцитирует10 часов назад
    El estallido de la gran contienda anticolonialista latinoamericana tuvo como telón de fondo la filosofía de la Ilustración, así como la Revolución Francesa de 1789 y su secuela: la crisis política ibérica generada por la expansión napoleónica sobre España y Portugal. Así, las revoluciones modernas (burguesas) en Norteamérica y Europa pusieron a la orden del día en América Latina el problema de la independencia.
  • Victor Avilés Velazquezцитирует10 часов назад
    El movimiento emancipador latinoamericano fue precedido por la liberación de las trece colonias inglesas de Norteamérica y atravesó por dos etapas: Revolución de Haití e independencia de las colonias de España y Portugal, con las únicas excepciones de Cuba y Puerto Rico.
  • Victor Avilés Velazquezцитирует10 часов назад
    De esta manera, junto al enfrentamiento entre las colonias y sus metrópolis, entre los europeos beneficiarios del monopolio comercial y los criollos partidarios del libre comercio, latía otra contradicción: la que existía entre los detentadores del poder económico en las sociedades hispanoamericanas y los productores desheredados. Por esa razón, la crisis del régimen colonial en las posesiones ibéricas y francesas no solo estaba compulsada por el régimen de opresión política y la explotación económica a que estaban sometidas las colonias americanas por las metrópolis europeas, sino también por la extrema polaridad social y las rígidas reglamentaciones raciales. Junto a la agudización del conflicto metrópoli-colonia, maduraron las condiciones para el levantamiento de una auténtica revolución de masas, derivada de las contradicciones de una sociedad dividida en clases antagónicas y lastrada por un abigarrado sistema de castas y desigualdades sociales.
  • Victor Avilés Velazquezцитирует10 часов назад
    Las elementales reivindicaciones de la aristocracia iberoamericana y, sobre todo, de su ala más aburguesada, se fortalecieron al contacto con la Ilustración europea y ante el ejemplo de la revolución independentista de las trece colonias inglesas de Norteamérica, que había logrado armonizar la emancipación política con el mantenimiento de la esclavitud y el status quo social. Así ocurrió, por ejemplo, con el venezolano Francisco de Miranda, quien participó en la guerra de independencia de las trece colonias inglesas de Norteamérica y luego en la Revolución Francesa, convirtiéndose en un decidido partidario de la independencia hispanoamericana. Con ese propósito organizó en Londres (1797) la Logia Americana y llevó hasta el litoral venezolano una fracasada expedición militar (1806).
  • Victor Avilés Velazquezцитирует10 часов назад
    Otras expresiones que reflejaban la aparición de una nueva identidad pueden encontrarse en obras como Primicias de la cultura de Quito, del mestizo Francisco Eugenio Santa Cruz y Espejo, o en la primera novela picaresca de la literatura hispanoamericana: El Periquillo Sarmiento (1816) de José Joaquín Fernández de Lizardi. Esta última, una sátira nacida del ambiente de la Ilustración que cierra toda una época, contiene una severa crítica del régimen colonial.
  • Victor Avilés Velazquezцитирует10 часов назад
    Al negar el pasado inmediato y esgrimir de manera idealizada los valores de la relegada antigüedad indígena, los intelectuales criollos descubrían los gérmenes de su propia identidad. La creciente toma de conciencia sobre la existencia de un pasado histórico propio los convirtió, sin proponérselos, en forjadores de una embrionaria conciencia “nacional” hispanoamericana y, de cierto modo, en precursores de la lucha independentista.
    Manifestación de este fenómeno fue el creciente interés de la aristocracia y la intelectualidad criollas de este continente por las letras y las ciencias naturales, particularmente el estudio de la flora y la fauna autóctonas, en lo que se destacó el jesuita chileno Juan Ignacio Molina. En ese contexto aparecieron los primeros periódicos –entre ellos La Gazeta de Guatemala (1797), el Mercurio Peruano (1791), el Papel periódico de Bogotá (1791) y el de La Habana (1790)–, portadores de nuevas ideas y convicciones americanistas, y las sociedades económicas de amigos del país. Paralelamente cobraba fuerza la búsqueda de raíces propias y el estudio de las culturas precolombinas, tal como hiciera Clavijero en su conocida Historia Antigua de México, publicada originalmente en Bolonia (1780-1781).
  • Victor Avilés Velazquezцитирует10 часов назад
    Así aparecieron en diferentes colonias iberoamericanas obras escritas por criollos que, con orgullo de su condición, mostraron una diferente visión del subcontinente. Siguiendo los pasos del precursor novohispano Carlos de Sigüenza y Góngora, intentaron encontrar en el pasado indígena y en la exuberante naturaleza americana, los elementos distintivos que los separaban de los españoles y afirmaban la naciente identidad hispanoamericana.
    Los planteos sobre la inferioridad del Nuevo Mundo, puestos en boga por determinados pensadores e historiadores iluministas europeos (Buffon, Raynal, Pauw y Robertson), indignaron a intelectuales criollos como Juan José de Eguiara y Eguren o Francisco Xavier Clavijero. Algunos de ellos, sacerdotes jesuitas expulsados de sus natales tierras americanas en 1767, escribieron en el exilio crónicas y libros apasionados donde combatían los mitos sobre la supuesta inferioridad de este continente. En ellos describían con amor la naturaleza y contaban con añoranza la historia de sus lejanas patrias –usando por primera vez este término–, a las que deseaban volver.
  • Victor Avilés Velazquezцитирует10 часов назад
    Cuando Túpac Amaru decidió su incorporación al movimiento de los hermanos Catari, ajustició al sanguinario corregidor de la provincia de Tinta, y después levantó un impresionante ejército indígena. Tras obtener una indiscutible victoria en la batalla de Sangarara (18 de noviembre), Túpac Amaru llegó a sitiar el Cuzco en los primeros días de enero de 1781. Pero sus improvisadas tropas estaban mal armadas y desorganizadas, mientras que los virreyes del Perú y Buenos Aires concentraban en su contra todas las fuerzas militares disponibles. Además, ni los criollos, ni mestizos acomodados acudieron al llamado de Túpac Amaru y, por el contrario, lo combatieron, incluso algunos poderosos curacas indígenas como Mateo García Pumacahua.
    La contraofensiva colonialista, que se valía de la forzada participación de miles de aborígenes, se inició a mediados de marzo de 1781, cuando salió del Cuzco –cuyo cerco había sido temporalmente abandonado por los sublevados– un poderoso ejército español al mando del mariscal José del Valle. Derrotadas las fuerzas rebeldes indígenas el 6 de abril, Túpac Amaru fue apresado en Langui. A la presión del visitador José Antonio de Areche para que delatara a sus colaboradores, el Inca contestó: “Aquí no hay más cómplices que tú y yo: tú por oprimir al pueblo y yo por querer liberarlo”.3 La sentencia no demoró y el 18 de mayo el valiente rebelde fue descuartizado en la plaza pública por cuatro caballos que tiraban de sus miembros en direcciones contrarias. Su familia, incluida su esposa Micaela Bastidas –una de las dirigentes de la rebelión–, tampoco escapó al suplicio y la muerte.
  • Victor Avilés Velazquezцитирует10 часов назад
    Una nueva etapa de la insurrección comunera del Paraguay se abrió entonces bajo la dirección de Fernando de Mompox, quien había escapado de la misma prisión donde se encontraba Antequera. Si al comienzo los levantamientos habían sido orientados por los encomenderos y apoyados por el resto de la población, ahora la dirección pasó al común, los representantes de villas y pueblos, pequeños y medianos propietarios rurales, ganaderos, comerciantes y las capas más pobres del campo. Además, la lucha ya no era solo contra los jesuitas, sino también contra el poder del virrey y la propia corona.
    Conducidos ahora por elementos más radicales se llegó, incluso, a la creación de una junta gubernativa en Asunción, que proclamó que “el poder del Común es superior al del mismo Rey”.1 No fue hasta 1735, después de años de virtual independencia, que el virrey de Perú pudo someter la provincia rebelde, tras derrotar a las fuerzas comuneras en la batalla de Tabapy, antigua estancia de los dominicos. Las represalias fueron tremendas, mientras los jefes más connotados, Tomás de Lovera, Miguel Giménez y Mateo Arce, eran conducidos a Asunción y descuartizados en público.
  • Victor Avilés Velazquezцитирует3 дня назад
    El cuadro de la sociedad y la economía colonial de esos siglos (xvi y xvii) se completaba con un sistema jurídico tributario precapitalista y un estratificado conjunto de privilegios y relaciones serviles y de castas. Esta jerárquica diferenciación clasista colonial se puede advertir, por ejemplo, en el esplendor de los palacios virreinales, la proliferación de deportes ecuestres para los exclusivos sectores dominantes, las frecuentes procesiones y actividades intelectuales, estas últimas expresadas en numerosas representaciones teatrales, concursos y obras literarias de las que fueron muestra El divino Narciso de sor Juana Inés de la Cruz, o el poema “Grandeza mexicana” (1602), del cura Bernardo de Balbuena, que celebra la elegancia de los vestidos y la gracia de las mujeres del Virreinato de Nueva España.
fb2epub
Перетащите файлы сюда, не более 5 за один раз